Con 21 años recién cumplidos, Gerardo Murillo Ruelas, cocreador de El niño de los burritos, se ha convertido en un ejemplo de emprendimiento, pasión, alegría y creatividad.
El joven que nació y vive en Aguascalientes era estudiante universitario cuando su hermano, Charlie, ante la necesidad de generar ingresos, comenzó a vender burritos a sus compañeros de escuela, en marzo de 2016. Al ver que el negocio funcionaba, Geras, como es conocido por sus amigos, se unió a la iniciativa, la cual combinó con sus estudios en Ingeniería Industrial.
El proyecto fue tomando seriedad, ya que a la gente le gustó y compraba cada vez más, debido al sabor, la calidad y el precio, hasta que recibir pedidos por WhatsApp dejó de ser efectivo. Entonces, tuvo la idea de tener una aplicación móvil, la cual fue creada, en marzo de 2017, por uno de sus amigos, quien es desarrollador, César Leal.
“Aunque siempre deseé ser empresario, nunca me imaginé llegar a este punto; no buscaba hacer ruido, solo quería atender mejor a los clientes. Fue sorpresivo, pero al final, me di cuenta de que era algo merecido, un reconocimiento a nuestro trabajo”, cuenta.
Durante este tiempo, se ha enfrentado a problemas familiares, pues abandonó el negocio familiar y la universidad para enfocarse en su proyecto; a la presión social, ya que le decían que consiguiera un trabajo serio; a las políticas de la universidad sobre la venta de comida, y a la oposición de las cafeterías. Hasta el éxito fue un obstáculo a vencer: “cuando se dio el boom mediático, todo mundo quería burritos; ¡era demasiado y no estábamos preparados para eso!, pero lo logramos”.
El siguiente reto para El niño de los burritos es el crecimiento, debido a sus pocos conocimientos empresariales, pero muchas personas se han acercado a ellos para ayudarles y darles asesoramiento. En la actualidad, están por establecer un local y expandir su servicio; en poco tiempo, desean tener más puntos de venta en su estado y franquiciar, para llegar a todo el país.
Sobre el miedo que muchos tienen a emprender, dice que “si no lo intentas, el fracaso es 100% seguro. Se trata de dar el paso, animarse y hacerlo de manera inteligente. Errores seguramente habrá; todos los tienen. Yo lo veo como una gran manera de aprender. Solo es atreverse a vivir incómodo, para que suceda lo extraordinario. Te enfrentas a todo, pero llegas a otro nivel de conocimientos y resultados, sin importar la falta de recursos. Todo el dinero que ocupas ya existe allá afuera, debes tener la inteligencia y moverte correctamente para encontrarlo”.
“Iniciamos mi hermano y yo; ahora tenemos 12 repartidores. Empezamos vendiendo entre 40 y 60 burritos al día; hemos llegado a vender hasta 680. Y comenzamos con 300 pesos que pedimos prestados a mi mamá, para comprar insumos. Se requiere más creatividad que dinero para ser funcionales y obtener ganancias”, resume respecto a su experiencia.
¿Su mayor satisfacción en el camino empresarial? “El reconocimiento de la gente y haber conocido a personas tan interesantes como Carlos Márquez. Me encantó hablar en su programa, por su energía, su pasión, sus conocimientos y sus ganas de impulsar a otras personas, darles ánimos y mostrarles el camino al éxito. La experiencia fue muy buena, y tener la oportunidad de un acercamiento con él fue súper padre. También nos ha encantado dar charlas de emprendimiento, así podemos ayudar a otros”, respondió.